Conjunto de
servicios, estrategias, recursos didácticos, logísticos y técnicos, proyectados
en forma de apoyos para la atención de los estudiantes con discapacidad y con
capacidades o con talentos excepcionales, en el marco de la educación
inclusiva.
Sin
embargo, y debido a las necesidades que presentan las instituciones educativas,
este apoyo también se presta a aquellos estudiantes con otras barreras para
aprender y/o participar como el TDAH, Trastorno Oposicionista Desafiante,
Dislexia, Digrafía, Discalculia, entre otras.
Hasta no hace mucho, los alumnos
con necesidades educativas especiales se escolarizaban en centros
especializados, y si lo hacían en centros ordinarios tenían una gran cantidad
de horas de refuerzo y atención fuera del aula. Hoy se habla mucho de que lo mejor para
los niños con cualquier tipo de dificultad es permanecer la mayor cantidad de
tiempo posible en el aula ordinaria con el resto de sus compañeros de la misma
edad, y además participando tanto como sea posible, como uno más.
En primer lugar porque aprender todos juntos,
sin importar lo diferentes que sean los unos de los otros, es justo, es hablar
de igualdad de oportunidades. En
segundo lugar porque aprender juntos es beneficioso para todos: los alumnos con
capacidades diferentes se benefician del contacto y la interacción constante con
los compañeros, de forma que estimula su aprendizaje y su desarrollo; y la
presencia de un compañero de los que normalmente etiquetamos como “diferentes” también
estimula el aprendizaje del resto de compañeros, desarrollando su capacidad de
comunicación y de razonamiento, además de estar en contacto con la realidad,
con lo que se van a encontrar fuera de la escuela.